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Aprende a reconocer y aliviar las emociones de tus hijos


Dra. Carme Timoneda

Dra. Carme Timoneda

Licenciada en Psicología de la Educación y doctora en Ciencias de la Educación

www.fcarmevidal.com

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niño triste

¿Cómo saber si tu hijo está pasándolo mal? ¿Qué hacer si sospechas que puede estar sufriendo pero no es capaz de decirlo? ¿Cómo tratar a los niños sensibles y sus emociones para que vaya ganando seguridad? Te damos pistas para que reconozcas el dolor emocional de tu hijo/a y sepas aliviarlo.


¿A qué señales debo prestar atención?

Existen distintos comportamientos que pueden darte pistas sobre el momento emocional que está viviendo tu hijo con independencia de la edad que tenga: los “psicosomatismos” o dolores recurrentes que no tienen ningún origen fisiológico, cambios en su comportamiento, disminución de su rendimiento escolar, conductas desadaptadas o llamadas reiteradas de atención.


A tener en cuenta: Siempre que estos síntomas aparezcan de forma repentina y se prolonguen en el tiempo debes activar la alarma de que algo puede estar pasándole a tu hijo/a, como estar afrontando alguna situación nueva para él.


No hay que alarmarse desde el primer momento pero sí estar atentos a cualquier cambio en el comportamiento de los pequeños porque quizá sean las señales que indican que nuestro hijo está sufriendo algún tipo de estrés, de tensión o de problema con el que no sabe lidiar.


¿Qué hacer si sospechamos que el niño está en un mal momento emocional?

psicología niños

Lo primero de todo es plantearse qué estará pasando, buscar una cierta explicación, asociar con algún cambio en el hogar o preguntarnos si estamos dando la atención necesaria a nuestro hijo/a.


A tener en cuenta: Conviene que los padres se paren a analizar qué puede estar pasando, pero siempre desde los ojos del niño. Un cambio de colegio, una actividad nueva, la llegada de un hermano. Cualquier modificación en las rutinas de un niño puede causar cierto estrés que derive en sufrimiento para el pequeño


No debemos reñirle, reprenderle o hacer que se sienta culpable por estar pasando un mal momento. Podemos preguntarle, pero seguramente no sabrá explicarnos qué pasa, de manera que la mejor receta es estar muy pendientes del menor y tratar de que se sienta lo más seguro posible en su entorno.


¿Alguna receta que pueda poner en práctica de inmediato?

Antes de consultar con ayuda profesional prueba a establecer una nueva relación con tu hijo durante algunas semanas para ver cómo se comporta y si vuelve a la normalidad. Anticípale todo lo que va a pasar durante el día (planes, horarios, visitas, actividades) es una buena manera de conseguir que tu hijo sepa qué va a pasar y se sienta más seguro.

Los niños son muy sensibles a los cambios, también a los positivos. Dile a tu hijo que vas a jugar con él diez o quince minutos en la actividad que él elija estableciendo la hora del día que te vaya mejor y que puedas cumplir. Es decir, anticípale este momento de manera que sea claro y concreto para el menor. Si es pequeño y aún no ha interiorizado las horas del día, referenciar el momento de una manera muy clara para él, como por ejemplo, antes de comer, cuando llegues del colegio, etcétera.

Sería como decirle: “Ve pensando a lo que querrás que juguemos porque después de cenar vamos a jugar tú y yo durante 15 minutos y verás qué bien lo pasaremos”. Repetirlo cada vez que vayas a poder cumplirlo siempre, anticipándolo con anterioridad la noche anterior o por la mañana.


A tener en cuenta: Es importante que cumplas esos pactos o promesas y te impliques en la actividad que sea con el fin de transmitirle que estás ahí para él siempre que espera que lo estés.


La atención de calidad entre padres e hijos pasa porque cada progenitor, de manera individual, pase tiempo disfrutando con el niño. No importa cuánto tiempo, lo más importante es que estén juntos cada día unos minutos sin ninguna otra condición. Seguramente el niño acabará contando qué le pasa o cesará en su sufrimiento emocional al sentirse completamente seguro con sus padres.


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