Atentos a las señales del parto
Según se vaya acercando el día del parto, o una vez salida de cuentas la futura mamá, viviréis unos días de falsas alarmas, marchas dudosas al hospital, horas infinitas de espera… Si prestas atención a las señales que te enunciamos a continuación, llegarás a esos días tranquilo y con las ideas claras. Si conoces cada síntoma y su motivo, podrás ayudar a la futura mamá de muchas maneras importantes: dando ánimos, cronometrando contracciones… en definitiva, atendiendo a las necesidades concretas de la embarazada.
1. Preparación del nido
Unos días antes del parto, puedes comenzar notando que el estado de ánimo de la embarazada está más alterado de lo habitual por motivos como, por ejemplo, el instinto de preparación del nido: se trata de una necesidad instintiva de preparar el ambiente, la casa, para la llegada del bebé. Limpiará, ordenará, decorará… es importante que la animes, pero también es bueno que la recuerdes que debe descansar para llegar en forma al parto. De todas formas, aunque descanse lo suficiente puede experimentar cierta incapacidad para concentrarse, e incluso olvidarse de temas importantes. La causa de este despiste es la preocupación por el bebé unida a los cambios hormonales. Podéis hacer listas juntos para recordar fechas y citas.
2. Cambios de humor
Se harán más severos durante la recta final, pudiendo alternar momentos de felicidad con unas irresistibles ganas de llorar, momentos de enfado con una etapa de verdadera necesidad de cariño y mimo. Tu paciencia será muy bien recibida en estos momentos de incertidumbre.
3. Molestias físicas
Junto a estas sensaciones, aparecerá también dolor en el pubis, retortijones que vienen acompañados de endurecimiento del abdomen y dificultad para respirar. Son trastornos normales ocasionados, entre otras razones, porque el útero se encuentra ya en su máxima altura y presiona el estómago y los pulmones. De hecho, una de las primeras señales de que el momento del parto está cerca es que estas molestias desaparecen, y la tripa de la embarazada desciende llamativamente: el bebé se ha encajado en el canal de parto y por ello el útero deja de presionar el diafragma.
4. Contracciones
En estos días pueden darse también falsas alarmas, protagonizadas por unas contracciones irregulares producidas por la tensión que soporta el útero. Sin embargo, según llegue el momento del parto, las contracciones se irán volviendo más frecuentes y aumentarán su duración, hasta repetirse cada cuatro o cinco minutos y mantenerse durante 45 segundos cuando el parto es inminente. Una buena ayuda puede ser ir apuntando la frecuencia de las mismas, para que la embarazada solo tenga que concentrarse en pasarlas y reponerse para las siguientes. Es importante saber que sólo 1 de cada 10 mujeres rompen aguas antes de que comiencen las contracciones de parto; incluso hay mujeres que nunca llegan a experimentar la sensación de romper aguas, por lo que el equipo médico le romperá la bolsa en el hospital si ya tiene la matriz dilatada.
5. Las señales definitivas
El momento habrá llegado cuando aparecen dos síntomas inconfundibles: una dilatación de dos centímetros y el cuello del útero borrado. Desde que estos dos hechos se producen, la expulsión del bebé no suele demorarse (de media) más de seis u ocho horas.
Cuando lleguéis al hospital, lo más probable es que realicen a la futura mamá una monitorización -medir la frecuencia cardiaca del feto en función de las contracciones de la madre, y que sirve para saber si esas contracciones pueden desencadenar el parto o son falsas alarmas- y una exploración - que sirve para saber si el cuello del útero está lo suficientemente dilatado como para desencadenar el parto-. A veces se realiza también una ecografía para constatar que la placenta funciona, y para revisar el tamaño del feto y la cantidad de líquido amniótico.
Si de la exploración y la monitorización se desprende que se ha iniciado el proceso, la futura mamá se quedará ingresada; de lo contrario, os mandarán de vuelta a casa a seguir contando contracciones hasta que sean más frecuentes y regulares. Pero no temáis, debéis acudir al hospital tantas veces como os haga falta para estar lo más tranquilos posible en estos últimos días antes de conocer, por fin, a vuestro bebé.
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