El nombre de nuestra bodega deriva de Tarso, una antigua ciudad de Cilicia, en Asia Menor, cuna de la civilización del vino y donde se plantan vides desde hace más de 6.000 años.

Junto a un pequeño pinar y rodeada de viñedos, se descubre ante el mundo la luminosidad y el equilibrio de esta finca de impronta claramente francesa que apuesta por sacar el máximo partido a los rasgos únicos de su viñedo, situado en el corazón de la Ribera del Duero.

Los procesos de vendimia y vinificación se realizan por parcelas bajo las directrices de su enóloga Teresa Rodríguez, convertida en autora y responsable de la obtención de vinos de aromas profundos, alta concentración y potencial de envejecimiento.

Sus vinos, elaborados exclusivamente a partir de uvas que nacen a partir de terruños privilegiados que buscan reflejar la personalidad única de los vinos de D.O. Ribera del Duero.