Cómo ahorrar iluminando tu hogar
A la hora de elegir la iluminación, además de su utilidad, hay que fijarse en el ahorro energético y en la decoración.
Claves para iluminar bien
Desde que la Unión Europea prohibió en 2012 las bombillas incandescentes, elegir el tipo de iluminación que necesitamos en nuestro hogar se ha convertido en una tarea en la que cobra importancia, además del uso que le queramos dar, la sostenibilidad ambiental. Las bombillas de bajo consumo son las que ofrecen mejor rendimiento y calidad.
Según la intensidad luminosa que queramos conseguir podemos elegir entre:
- Bombillas halógenas: suelen ser de pequeña dimensión, en forma lineal, de cápsula o dicroicas. Su principal característica es que aportan más intensidad de luz que las bombillas incandescentes. Por ello son muy recomendables en los lugares donde no es necesario pasar mucho tiempo, como un cuarto de baño o el pasillo. Otro uso habitual de este tipo de bombillas es en aquellos espacios donde se requiere una luz cálida, como los dormitorios, el salón, los exhibidores de productos en comercios o para alumbrar zonas deportivas, aeropuertos o monumentos. Su vida media es de unas 5.000 horas, si están funcionando unas ocho horas al día.
A favor: son las que mejor luz dan y no tardan en alcanzar su intensidad lumínica. Son las más cálidas y más baratas.
En contra: consumen bastante electricidad, duran menos que el resto y desprenden bastante calor.
- Bombillas eco halógenas: tienen el mismo aspecto que las bombillas incandescentes tradicionales, pero no contienen mercurio, por lo que no dañan el medioambiente. Duran el doble que las tradicionales, hasta 2.000 horas, y se encienden instantáneamente. Su luz es acogedora.
A favor: la bombilla ecohlaógena es perfecta para zonas en las que se enciende y apaga la luz muchas veces.
En contra: son las que menos duran.
- Bombillas fluorescentes o LFC: se comercializan en dos formatos diferentes, los tradicionales tubos y las bombillas fluocompactas, pero sus características son las mismas.
Dado que les cuesta encenderse y alcanzar su punto de máxima luminosidad, se recomiendan para los lugares donde la luz estará mucho tiempo encendida como, por ejemplo, en la cocina, en naves u oficinas, o en lugares de alumbrado público. Es mejor evitar su uso en las estancias de paso, debido a que su encendido y apagado constante acorta su vida útil, que es de unas 10.000 horas. No se recomiendan para la lectura.
A favor: consumen un 80% menos que las tradicionales y son muy eficientes. Tienen una larga vida útil y poca pérdida de energía, ya que no desprenden apenas calor.
En contra: Tardan en lucir en su máxima potencia. No pueden usarse con reguladores de intensidad y está fabricadas con materiales contaminantes si no se reciclan adecuadamente. Su precio es más elevado que el de las halógenas y las incandescentes.
-LED: la tecnología en iluminación más avanzada son las luces LED (Light Emiting Diode). Estas bombillas consumen menos energía debido a que convierten mejor la electricidad en energía lumínica, necesitando menos temperatura y presentando menos pérdidas energéticas en el proceso. Se recomiendan en las estancias que requieran una iluminación continuada, como un escaparate o un lugar de trabajo. Se estima que la vida útil de una bombilla LED es de 45.000 horas frente a las 5.000 horas de vida de las de bajo consumo, convirtiéndolas en una inversión a medio o largo plazo.
A favor: son las más duraderas y las que menos electricidad consumen. No tardan en alcanzar toda su intensidad lumínica. Apenas emiten calor y pueden reproducir muy bien cualquier color.
En contra: son las más caras del mercado y las más nocivas para el medio ambiente.
¿Qué debo comprobar antes de comprar una bombilla?
- El casquillo: tiene que encajar perfectamente dentro del portalámparas. Hay diversos tipos y la mayoría de ellos están realizados en metal. La nomenclatura usada en los casquillos es la siguiente:
- Una o dos letras mayúsculas que determinan el tipo de lámpara.
- Un número que especifica en milímetros el diámetro del portalámparas.
- Una letra minúscula según el número de contactos, que pueden ser sencillo (s), doble (d) o cuádruple (q).
- La potencia (W): cuanto más alta, más energía consume.
- El flujo luminoso (lm): se mide en lúmenes y representa la cantidad de luz que lanza un dispositivo. Existe una relación directa con el baremo de la potencia en las bombillas incandescentes, y su rango más común suele ir desde los 450 lm (40W aproximadamente) a los 1.600 lm (100W), aunque no se deben confundir, ya que una bombilla de calidad puede producir más luz (lm) con menos potencia (W), mejorando la calidad y el ahorro de nuestra iluminación.
- La eficacia luminosa (lm/W): viene expresada en lúmenes por watio y determina la cantidad de luz que emite (lm) y la electricidad que consume para poder hacerlo (W).
- La temperatura (ºK): nos indica el color de la luz que emite la bombilla. Dependiendo de la temperatura, hablaremos de una luz amarilla (2.700ºK) o blanca (6.000ºK). Las temperaturas más utilizadas en la iluminación suelen ser los 2700ºK en hogares, los 3000ºK para oficinas y 4000ºK para almacenes. Las bombillas con temperatura de 6500º K son las que arrojan una luz comparable a la luz del día y suele ser común en hospitales o grandes fábricas.
- La vida media (h): de la bombilla estimada en horas suele venir especificada en las cajas y envoltorios.
Recomendación
Es necesario reciclar la mayoría de las bombillas que consumimos actualmente, ya que contienen materiales que pueden dañar el medio ambiente. Existen puntos de reciclaje específicos para poder hacerlo.
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