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Cómo elegir aceites para el motor del coche

El aceite disminuye el consumo de energía, evita el rozamiento de las piezas y mantiene limpio el motor de tu coche. Para elegir el aceite adecuado, fíjate en las recomendaciones del fabricante y presta especial atención a la viscosidad.

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Para qué sirven los aceites de motor

Empecemos por aclarar este concepto básico, que nos ayudará a entender qué función tiene dentro del motor de un coche y, por tanto, cuál es el más indicado para nuestro vehículo.

Son cinco las principales funciones que cumple el aceite de motor:

  • Separa las superficies de las piezas que se mueven dentro del motor, evitando así que se rocen y se dañen, y disminuyendo el consumo de energía del coche.
  • Enfría el motor, al evitar el rozamiento y el calor que este conlleva.
  • El agua, cargada de impurezas, y los ácidos, llenos de partículas corrosivas, podrían estropear rápidamente el motor, si no fuera porque el aceite protege sus superficies internas.
  • Mantiene el motor limpio al evitar que las impurezas, como el polvo o los residuos de la combustión, se peguen a sus piezas.
  • Los pistones necesitan ser compartimentos estancos para hacer así una compresión adecuada. Y es la película que forma el aceite de motor la que favorece esa estanqueidad.

Tipos de aceite de motor

aceite coche

Fundamentalmente, existen tres tipos de aceite para motor.

  • Aceites de motor minerales: usan una base refinada del petróleo del que provienen.
  • Aceites de motor sintéticos: usan una base destilada, duran más y protegen más y mejor al motor.
  • Aceites de motor mixtos: mezclan bases minerales y sintéticas y tanto sus características como su precio se encuentran a medio camino entre unos y otros.

En general, y siempre y cuando el fabricante del coche no especifique lo contrario, es preferible usar un aceite sintético.

Las innovaciones del sector y los desarrollos de determinadas marcas han propiciado la aparición de algunas variantes en los aceites de motor, elaboradas a partir de las descritas anteriormente. Encontramos, por ejemplo, el aceite para coches con filtro de partículas, diseñado especialmente para vehículos con motor turbodiésel equipado con este filtro, que favorece que se generen menos residuos y cenizas en la combustión. O el aceite ‘Long Life’, desarrollado por algunas marcas Premium, está pensado para durar más tiempo, alargando los intervalos de mantenimiento y dejando que sea el mismo coche el que avise al conductor de cuándo ha llegado el momento de cambiarlo.

Cuál es el mejor aceite para mi coche

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En realidad no existe un aceite que sea indiscutiblemente el mejor, sino que cada vehículo necesita uno distinto o, al menos una gama distinta. Lo verdaderamente esencial es que el aceite que elijamos sea igual, o mejor, al que recomienda el fabricante del motor. Al leer las especificaciones que se refieren al aceite de nuestro coche, podemos encontrar dos nomenclaturas diferentes:

  • La ACEA (Asociación de Constructores Europeos de Automóviles) emplea una A para gasolina y una B para diésel, y un número que indica la calidad del aceite.
  • Si el aceite recomendado para nuestro coche aparece nombrado como ACEA A4, no debemos comprar un ACEA B4, sino que solo elegiremos un ACEA A4, o ACEA A5, ACEA A6, etc.

  • La clasificación API (American Petroleum Institute) se refiere a gasolina como S y a diésel como C, y en vez de números utiliza letras para categorizar la calidad del aceite, empezando por la A y en adelante.
  • Igual que ocurría con la clasificación ACEA, si el fabricante nos recomienda un aceite API SF solo podremos comprar ese mismo o alguno en el que la SF se cambie por una SG, una SH… pero nunca por una CF o SE, SD, SC, SB o SA.

Una cuestión de viscosidad

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Esta característica es la más importante a la hora de elegir un aceite de motor, ya que mide la capacidad del aceite de aguantar los cambios de temperatura y de fluir correctamente por dentro del motor en todo momento. Cualquier aceite es más espeso cuando está frío y más fluido cuando se calienta, por lo tanto, para que un aceite sea bueno necesitamos que mantenga una viscosidad lo más estable posible a cualquier temperatura. Así, estará fluido con el motor frío y circulará y se adherirá bien a todas las superficies desde el arranque. Y, al mismo tiempo, se mantendrá lo suficientemente espeso al calentarse para no escurrir con demasiada facilidad.

En los distintos aceites que encontramos en el mercado podemos ver dos cifras. La primera indica el índice de viscosidad en frío (a -18º) y la segunda en caliente (a 100º). Lo ideal es comprar un aceite cuyas cifras coincidan exactamente con las indicadas en el libro de mantenimiento del vehículo. Si no lo encontramos, podemos hacernos con uno en el que el primer número sea más bajo, porque así el aceite fluirá incluso mejor, pero nunca más alto. En lo que respecta a la segunda cifra, es preferible que coincida siempre, aunque podemos comprar uno en el que sea ligeramente más baja.

Otras características a tener en cuenta son la densidad, el punto de congelación, la untuosidad y el número de base (que se refiere a la reserva alcalina del aceite).

En cualquier caso, lo más importante es seguir las recomendaciones del fabricante, tener en cuenta los intervalos de mantenimiento que se indican y, en caso de duda, consultar con el servicio técnico antes de tomar una medida que pueda afectar al comportamiento del coche y a su seguridad. Y es que tratándose del coche, todas las precauciones son pocas, e igual que nos preocupamos por elegir los mejores neumáticos, debemos saber bien cuál es el mejor aceite para nuestro vehículo.


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