Cómo elegir raquetas de tenis y pádel
La práctica del tenis y pádel siempre ha sido muy popular entre los españoles gracias, sobre todo, a la bondad de nuestro clima, que nos regala un gran número de días soleados al cabo del año, y a la calidad de nuestros deportistas, que siempre han destacado sobre las pistas.
Tanto para las personas que quieren iniciarse como para los jugadores experimentados que desean mejorar su nivel, las raquetas de tenis y de pádel son uno de los artículos deportivos más comprados y regalados. A continuación veremos cuáles son los aspectos en los que debemos fijarnos a la hora de adquirir una.
Raquetas de tenis
Hay que tener en cuenta que si la raqueta que vamos a comprar es para un jugador novel, deberíamos limitarnos a los modelos diseñados precisamente para quienes se inician en el deporte. Suele tratarse de raquetas baratas, ligeras y fáciles de manejar, con las que no obtendremos un rendimiento demasiado elevado pero que nos permitirán empezar cómodamente con el tenis o el pádel.
- Raquetas para niños: Si lo que buscamos es una raqueta de tenis para niños, su estatura es el factor que nos indicará el modelo a elegir. Si el niño mide entre 1 y 1,20 metros, la raqueta debería medir entre 50 y 55 centímetros; si mide entre 1,20 y 1,35 metros, la raqueta será de entre 56 y 64 centímetros de largo, y si la estatura del muchacho oscila entre 1,35 y 1,50 metros, su modelo ideal será de entre 65 y 67 centímetros.
- Raquetas para adultos: En cambio, cuando lo que buscamos es una raqueta para un adulto, tanto si este tiene experiencia jugando al tenis como si no, son muchos los factores que debemos tener en cuenta: el peso, el tamaño de la raqueta (longitud total y tamaño de la cabeza), patrón, balance, rigidez y material del que está hecha.
Según medidas y peso
Por norma general, las raquetas de tenis para adultos miden 68,5 centímetros, aunque podemos encontrar otras medidas. Además de la estatura (raquetas largas para personas altas y viceversa), el largo de la raqueta también está relacionado con la potencia del golpeo. Cuanto más mida, a más bolas llegaremos y con más fuerza golpearemos, siempre y cuando seamos capaces de manejar con soltura una raqueta grande (y por tanto más pesada).
El tamaño de la cabeza de la raqueta afecta al del llamado punto dulce, que es la zona de las cuerdas con mayor tensión donde se imprime más potencia a la pelota al golpearla. A medida que aumenta el tamaño de la cabeza ganamos en potencia pero perdemos en control. Respecto al peso de la raqueta: cuanto más pesada sea, más fuerte golpearemos la bola y más control tendremos para dirigirla, pero más esfuerzo nos costará manejarla.
Otros aspectos importantes
La mayoría de las raquetas de tenis que se fabrican hoy en día son de grafito, un material muy ligero que aúna potencia de golpeo y control sobre la pelota. También podemos encontrarlas de aluminio o de titanio, que son igualmente ligeras pero ofrecen más control sobre la dirección de la bola. Las de boro y las de ‘kevlar’ son las más ligeras del mercado, pero pueden resultar demasiado rígidas para los principiantes, y las de madera son muy bonitas con su estilo ‘vintage’, pero son pesadas y poco prácticas.
El patrón, el balance y la rigidez de una raqueta de tenis influyen directamente en la relación entre potencia y manejo. El patrón es la estructura de cuadrícula que forman la cuerdas verticales y horizontales, y cuanto más abierto sea (menos cuerdas), mayor será la potencia y menor el control. El balance, por su parte, es la distribución de los pesos de la raqueta. Cuando la mayor parte del peso se encuentra cerca de la empuñadura, ganamos en maniobrabilidad pero perdemos en potencia. A medida que el peso se va a alejando de la mano, esta relación se invierte. Por último, cuanto más rígida sea una raqueta de tenis, más control tendremos sobre ella y más fuerte golpearemos la pelota. Como contrapartida, las raquetas rígidas transmiten muchas vibraciones al brazo del jugador, cansándolo más y pudiendo llegar a causar lesiones si la forma física no es la adecuada.
Raquetas de padel
A la hora de comprar una nueva raqueta de pádel debemos fijarnos, por una parte, en las características del jugador que la va a empuñar y, por otra, en las características propias de la raqueta. En lo que se refiere al jugador, lo más importante es analizar su nivel de juego. Si se trata de un principiante, lo mejor es optar por un modelo ligero y de forma redondeada. Si el nivel es intermedio, lo más recomendable es una raqueta con un peso superior, y con forma de lágrima o redondeada. Y si estamos hablando de un jugador de nivel avanzado, es importante que el peso aumente más aún, y que la forma sea la adecuada para sus gustos y estilo de juego.
Son tres los aspectos básicos que tendremos que analizar a la hora de comprar una raqueta de pádel: su forma, su dureza y su peso.
- Según su forma: Podemos encontrar modelos con forma de diamante, que ofrece una gran potencia a cambio de ser menos maniobrables y tener un punto dulce más pequeño; con forma redondeada, que resulta muy fácil de manejar y garantiza un control superior de la raqueta y de la bola, aunque pierde puntos en cuanto a su potencia, y con forma de lágrima, que mantiene un correcto equilibrio entre la fuerza del golpeo de las de diamante y el manejo y control de las redondeadas. Lo ideal es empezar con una raqueta con forma de lágrima y después, con el tiempo y el juego, valorar qué modelo se ajusta mejor a nuestro estilo de juego.
- Según dureza y peso: La dureza y el peso de la raqueta también determinan su potencia y su grado de maniobrabilidad. Cuanto más blanda sea una pala, mayor será la potencia que ofrezca pero más difícil será controlar los golpes. Y cuanto más pese la raqueta, más difícil será manejarla con agilidad cuando subamos a atacar a la red, pero más control tendremos sobre los golpes de fondo y mayor potencia obtendremos.
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