A tener en cuenta: La hidroterapia está contraindicada en casos muy concretos, como enfermedades víricas o contagiosas. Además, tampoco es recomendable darte una sesión si tienes fiebre o algún problema cardiovascular.
Cómo mejorar tu salud gracias a la hidroterapia
Santiago Flecha Getino
Gerente Audiorium Spa
www.auditoriumspa.com
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El agua se ha utilizado como elemento terapéutico desde hace siglos, aunque ha sido en los últimos años cuando más se ha popularizado gracias balnearios, spas y centros de talasoterapia.
Beneficios de la hidroterapia
Más allá de los tópicos, la hidroterapia actúa sobre aspectos tan diferentes de la salud como el sistema respiratorio o la movilidad muscular. Está demostrada su eficacia en la mejora de la circulación sanguínea y también sus efectos saludables sobre el estrés, la ansiedad y otros problemas mentales, que se ven aliviados gracias al efecto relajante del agua en nuestro cuerpo.
Una de sus ventajas más reconocidas es el alivio del dolor muscular, motivo por el que está especialmente indicada para las personas que sufren contracturas y lumbalgias.
Encuentra tu hidroterapia adecuada
Existen diversos tipos de hidroterapia, cada uno de ellas tiene beneficios diferentes y está indicada para una determinada patología. Aquí debemos hacer la primera distinción importante: no es lo mismo un balneario que un spa, ya el agua de los primeros contiene componentes mineromedicinales, y son esas sustancias las que actúan sobre el organismo. A veces en estos centros te exigen el uso de un gorro de piscina.
A tener en cuenta: La temperatura del agua también es muy importante. La caliente tiene un efecto analgésico y relajante, aumenta el ritmo cardiaco y favorece la eliminación de toxinas; mientras que la fría es idónea para estimular el sistema circulatorio, por lo que se suele usar como antiinflamatorio.
El agua del mar también tiene propiedades beneficiosas para la salud, la talasoterapia se encarga de aprovechar esas ventajas y ofrece tratamientos para diferentes tipos de dolencias, en los que utiliza otros elementos marinos como las algas.
La ciencia de las presiones y las temperaturas
También es muy importante el modo en el que se aplica el agua. Por eso, los especialistas disponen de varias técnicas en función de las necesidades del usuario. La más común es el baño, en el que se sumerge la mayor parte del cuerpo y que puede ser de remolino, de vapor, caliente, frío, etcétera.
Otra opción son las duchas, las más comunes son las escocesas y las babosas, que se diferencian por la diferente presión a la que sale el agua. También hay bañeras específicas para una parte del cuerpo, que puedes tener en casa. Es el caso de las bañeras hidromasajes para pies.
A tener en cuenta: Cada tipo de baño tiene una duración determinada. Los de agua caliente deben durar un máximo de 20 minutos, pero los de fría sólo unos segundos. En el caso de los baños de contraste, la secuencia habitual es de dos o tres minutos caliente, uno fría y otros tres o cuatro caliente. Lógicamente, estos tiempos también dependen de las características individuales de cada persona.
Por último, cabe destacar las conocidas como envolturas, que consisten en cubrir el cuerpo con elementos húmedos (barro, aceite) a distintas temperaturas que tienen efectos terapéuticos en la piel y en las vías respiratorias.
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