Dermatitis atópica en bebés
Es muy común encontrar bebés de meses que presentan fuertes brotes de dermatitis en diversas partes del cuerpo. La dermatitis atópica es una condición de la piel que aparece en el 18 por ciento de los bebés, afectándoles en su vida diaria por los fuertes y desagradables picores que produce. Hoy vamos a analizar sus características y su tratamiento.
Qué es la dermatitis atópica
Es una afección crónica de la piel, producida por una alteración en el sistema inmunológico que provoca que las células de la piel no estén equilibradas y reaccionen a elementos como el sudor, el calor o determinados productos químicos, como detergentes o suavizantes. Se caracteriza por ser una inflamación de la piel que produce eccemas y un picor irresistible para los bebés, que se rascan sin parar. Esto puede provocar complicaciones añadidas y hacer que aparezcan heridas.
La dermatitis atópica está considerada como una enfermedad crónica que presenta etapas de mejoría y etapas de recaída, es decir, que los brotes pueden reproducirse y empeorar. Es cierto que sobre los dos años casi todos los niños que la padecen tienden a presentar una gran mejoría, pero eso no significa que haya desaparecido. Conviene observar si ciertos alimentos, prendas o productos provocan la aparición de los síntomas, para evitar en la medida de lo posible que empeore el cuadro.
Tratamiento
De momento, lo único que se puede tratar son los síntomas, para erradicarlos o minimizarlos, pero no se conoce nada para erradicar la dermatitis atópica y que no vuelva a aparecer. Lo más común para tratarla, lo más extendido, es recetar corticoides por vía tópica en forma de pomada. Se ha demostrado su utilidad para frenar o hacer desaparecer brotes fuertes, aquellos que por su intensidad pueden acabar en heridas si no somos capaces de evitar que el niño se rasque sin parar. Si no se trata, alguna de las heridas que se generen con las uñas podría infectarse y hacer necesario el uso de antibióticos.
Cada vez más, se está extendiendo entre los profesionales la gestión de la dermatitis con productos naturales emolientes que ayudan con las costras, o hidratantes como el aloe vera y la manteca de karité, desplazando el uso de corticoides solo para brotes especialmente virulentos y duraderos.
Algunos consejos para prevenirla
Algunos estudios están mostrando que la dermatitis atópica tiene mayor presencia en las ciudades de climas húmedos y en países desarrollados con altos índices de limpieza e higiene. No se sabe realmente qué la provoca, aunque parece que la genética juega un papel importante, así como el hecho de padecer alguna enfermedad respiratoria. De todos modos, parece probado que un buen cuidado de la piel de nuestros bebés puede prevenir en cierto modo la aparición de esta afección.
El baño diario está muy implantado a día de hoy entre los más pequeños, y aunque un reciente estudio señala que éste no afecta a la hora de empeorar la dermatitis atópica, sí es cierto que el agua reseca la piel, haciéndola más vulnerable.
¿Cómo debe realizarse correctamente el baño? Debe ser con agua templada, una vez al día y en él se deben utilizar jabones con pH más o menos ácido o incluso echar mano de productos naturales como la avena, que ayudan a nuestra piel a mantenerse sana y a no resecarse.
Es bueno no irritar la piel frotando con las toallas, sino secar el cuerpo de nuestro bebé mediante ligeros toques que no lo dañen, así como aplicar una crema hidratante sin perfumes y especial para niños cada día.
El polvo y los ácaros no son buenos aliados para esta afección, por lo que es importante también ventilar las estancias a diario, aspirar las alfombras y las superficies que puedan acumular polvo e intentar en la medida de lo posible que todas las sábanas y prendas de ropa y abrigo sean de algodón y no de fibra sintética. Además, evitar el sudor ayudará mucho a que la piel no sufra, de modo que no conviene abrigar a los niños en exceso.
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