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Ecografías 3D y 4D: conoce a tu bebé antes del parto

“bebe”

Una de las cosas comunes a todos los embarazos desde hace muchos años son las ecografías. Son tan rutinarias como necesarias para el correcto control del desarrollo del bebé y cuidado del embarazo, lo que las ha convertido en un trámite fundamental desde las primeras semanas de gestación para obtener información del feto. Desde hace unos años podemos optar también a ecografías 3D y 4D, un extra al que muchos padres se apuntan.


Verás a tu bebé a todo color…


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Las ecografías que suelen realizarse en los hospitales y centros médicos para controlar el embarazo son las 2D, las más sencillas. En ellas podemos ver al feto en movimiento, en tiempo real, en blanco y negro y sin mucha nitidez. Tan solo los profesionales son capaces de reconocer elementos importantes en ellas, como órganos o huesos, y realizar mediciones que nos dan una idea de cómo va desarrollándose el feto. Son éstas las ecografías que nos dan en las visitas trimestrales y que tanta ilusión nos hacen, aunque no seamos capaces de reconocer en ellas ninguno de los elementos que los profesionales aseguraron ver. Aun así, son una parte importante del embarazo porque nos permiten sentirnos más cerca de nuestro bebé y verle con otros ojos en ese pequeño trozo de papel tan esperado.

Como decíamos, la nitidez no es una característica de estas ecografías, por lo que desde finales de los 80 más o menos se empezó a ofrecer otro tipo de imágenes para casos más concretos: la ecografía 3D. En este caso, se añade una dimensión más que permite aportar volumen a la imagen y poder así distinguir más elementos, o hacerlo de una forma más nítida. Normalmente, cuando se realizan por prescripción médica, suele ser para salir de dudas ante la sospecha de una anomalía o malformación. Para poder llevar a cabo este tipo de ecografía se necesita un equipo informático especial que va guardando imágenes hechas en fracciones de segundo, a las que se le añaden los datos del volumen del feto, para generar así, informáticamente, la imagen de nuestro futuro bebé.

La imagen que resulta es tan realista (ya no es en blanco y negro), se pueden apreciar tan bien las formas, los parecidos, los gestos… que son muchas las parejas de futuros padres que no pueden evitar buscar por sí mismos centros especializados en este tipo de ecografías y pagar el precio que cuestan con tal de no perderse esa maravilla de imagen y poder guardarla para siempre de recuerdo. Recordemos que no dejan de ser imágenes estáticas que el equipo va formando a partir de los datos que recibe de la monitorización continua del feto por ultrasonido, a las que se les pone color para que se puedan ver más fácilmente.


Y moviéndose


“miedo

La última novedad que ha surgido en torno a este tipo de imágenes ha sido la conocida como ecografía 4D, que no es otra cosa que una ecografía en tres dimensiones pero en movimiento, como un vídeo. De esta forma podemos apreciar aspectos tan curiosos de la vida intrauterina de nuestro futuro bebé como sus gestos, sus manitas enredadas jugando con el cordón umbilical, sus bostezos, sus sonrisas, su respuesta ante un estímulo externo como una caricia o la voz de su mamá dirigiéndose a él.

Hay que tener en cuenta que este tipo de ecografías no las solicitarán en los centros médicos si el embarazo sigue su desarrollo normal, de modo que son siempre un extra al que deberán hacer frente económicamente los futuros padres. Se realizan a partir de la semana 26 en clínicas especializadas, e incluso hay algunas de ellas que las realizan a domicilio. La ecografía transcurre como las que ya conocemos, pero la diferencia se encuentra en que, al finalizar la sesión, se entrega a los futuros padres un DVD con una pequeña ‘película’ en la que se muestra la secuencia de movimientos y gestos que su futuro bebé realiza dentro del útero.

¿Son necesarias? Lo cierto es que no. Tan solo si las solicita el médico que hace el seguimiento del embarazo para asegurarse de un determinado diagnóstico, o si considera que van a ser claves para conocer determinados datos sobre el feto, serán útiles médicamente. Sí es verdad que, al tener más calidad de imagen, hay hechos que se detectan más fácilmente, como el labio leporino, por ejemplo.

Por lo demás, para los padres será un recuerdo maravilloso de su bebé, una sensación al verle mucho más real que con las ecografías bidimensionales, donde casi no se puede apreciar nada. Por ello, en padres primerizos o en aquellos especialmente ansiosos por conocer a su futuro bebé, generará un impacto psicológico muy positivo. Poder distinguir sus rasgos, incluso atisbar un parecido, ver sus manitas… sin duda es una experiencia que nunca se olvidará.


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