El embarazo en verano
Una de las primeras cosas que hace toda embarazada cuando se entera de que lo está, es correr hacia el ordenador para buscar una calculadora de embarazo para ver cuándo sale de cuentas. Sea cual sea el día que aparezca, se convertirá al instante en un día precioso, en una de tus fechas preferidas. Si esa fecha cae durante los meses de más calor, te damos algunas pautas para que conozcas la realidad de estar embarazada en verano.
Los mayores problemas: el sol y el calor
Sin duda, el calor y la falta de hidratación serán de los mayores problemas a los que se enfrenten las embarazadas durante el verano. En los meses de más calor, se hace imprescindible mantener una hidratación constante para evitar bajadas de tensión o momentos de fatiga. Para ello, es fundamental llevar siempre con nosotras una botella de agua y acordarnos de beber a menudo. Además, consumir fruta fresca entre horas nos ayudará a mantener la hidratación mientras cumplimos con las necesidades nutricionales que debe seguir toda embarazada y que incluyen el consumo de fruta fresca de forma diaria.
Otro elemento a tener en cuenta es el de la sensación de calor corporal, que aumenta durante el embarazo. Por ello, no dudes en lucir bikini o bañador y refrescarte por fuera en la playa o la piscina (si tu ginecóloga no ha dicho lo contrario), y por dentro con agua fresca, refrescos sin gas… También puedes utilizar geles refrescantes para darte masajes o meter la crema antiestrías en la nevera un rato antes de utilizarla… ¡verás qué sensación de frescor!
Por otro lado, durante el embarazo es habitual que la piel de las mujeres sufra algunos cambios por efecto de las hormonas. Es especialmente conocido el efecto “máscara de la embarazada”, caracterizado por la aparición de unas manchas marrones que cubren los pómulos y mejillas de la embarazada, y que pueden acentuarse gracias al efecto de los rayos UVA sobre la piel sin protección. Por ello, recuerda ponerte protección solar facial de alto factor de protección durante todo el año, pero sé especialmente cuidadosa durante el verano.
¿Qué trimestre pasarás durante el verano?
No es lo mismo pasar durante el verano el primer trimestre o el segundo, que el tercero. Si tienes un embarazo normal, realmente te dará igual en qué momento del año te toque pasar los dos primeros trimestres, sobre todo el primero: con tener un correcto control de la hidratación podremos vivir un embarazo de lo más tranquilo. Ahora bien, durante el tercer trimestre se dan una serie de factores que lo hacen todo un poquito más difícil: se retienen más líquidos, el volumen de la barriga nos hace estar un poco más torpes, se nos hinchan las piernas, cada vez cuesta más encontrar la postura para dormir… Pero tranquila, todo tiene solución y el hecho de estar viviendo una de las etapas más especiales de tu vida hará que todas estas incomodidades se queden en el recuerdo cuando llegue el momento de tener a tu bebé en brazos.
¡También hay cosas buenas!
Y piensa, además, que esta situación también tiene grandes ventajas: durante el verano, y si encima estás de vacaciones, podrás disfrutar de tu embarazo más que nunca. Los días son más largos, hay más gente con la que quedar hasta bien entrada la noche, más familia disponible para echarte una mano… Además, es un buen momento para comer las frutas que más te gusten, para pasar largos ratos tumbada en un lugar fresquito con las piernas en alto para mejorar tu circulación y evitar que se te hinchen en exceso, disfrutando de una buena lectura y recargando las pilas para lo que vendrá después.
¿Te has pasado el invierno con un vaquero premamá y un par de jerséis anchos? Desquítate ahora, durante el verano, luciendo tus mejores modelitos: vestidos vaporosos, pantalones amplios de algodón o lino, camisetas de tirantes que permitan apreciar la silueta de tu preciosa barriga, sandalias que dejen tus pies al aire… y permítete durante este verano disfrutar de la maravillosa sensación de recibir un baño de sol sobre tu barriga mientras piensas en lo que está por llegar.
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