El primer baño del bebé
Actualmente, en los hospitales recomiendan no bañar al bebé al menos hasta que hayan pasado 24 horas desde su nacimiento. Aunque en el caso de mamás primerizas el primer baño en el hospital lo suelen dar las matronas, y ellas te explican cómo hacerlo en casa, te queremos resumir una serie de pautas que pueden serte útiles, sobre todo en los primeros baños. Y es que bañar a un ser frágil y diminuto que se ‘escurre’ entre tus manos, a veces puede ser un poco estresante.
Sin inmersión
Puedes optar por un baño de esponjao sin inmersión durante los primeros días, al menos hasta que se caiga el cordón umbilical. Para asearle de este modo, tumba al bebé sobre un reposa-bebés o un cambiador cubierto con una toalla; a continuación, moja y escurre una esponja en agua tibia donde hayas diluido un poco de gel neutro y lávale la carita y la cabeza frotando suavemente. Para limpiar el cuerpo, puedes utilizar solo agua si el bebé no está sucio o no despide olor.
Mientras mojas y escurres con frecuencia la esponja con una mano, lávale el cuerpo prestando especial atención a los pliegues del cuello, axilas, orejas y zona del pañal. Hay que limpiar también los espacios entre los dedos de los pies y de las manos.
Recuerda mantener una temperatura agradable en el sitio en el que le estés lavando para que no coja frío, entre los 21 y los 23 °C.
Puedes terminar de lavarle utilizando una gasa para los párpados, deslizándola desde el interior hasta el borde exterior.
¡A la bañera!
Cuando ya decidas pasarle a la bañera, ten en cuenta que hay muchos tipos de bañeras para bebés: rígidas, inflables, plegables… Hay madres que durante los primeros días o semanas prefieren incluso un barreño con una toalla en el fondo para que el bebé no se escurra.
Sea como sea tu bañera, asegúrate antes de empezar con el baño de que tienes a manos todos los accesorios de baño necesarios: reposabebés para secarlo tras el baño, esponja, gel neutro, toalla con capucha, pañales, ropa limpia, algodón, cepillo y peine para el pelo y crema para el culito.
Comprueba la temperatura, que debe estar entre 30 y 35 °C. Si quieres evitar sustos, intenta mantener la temperatura del termostato del agua caliente de la casa por debajo de los 45 °C.
No hace falta que llenes la bañera de agua hasta arriba -¡ni mucho menos!-, basta con que la llenes unos cinco centímetros de agua.
Cómo ‘apañarse’
Una vez que el niño está dentro de la bañera, es necesario que utilices una mano y un brazo para que apoye la cabeza y la espalda, para que esté cómodo y seguro. La mejor forma es rodear la espalda del bebé con un brazo y sujetarle firmemente por la axila, y cuando tengas que lavarle la espalda y el culito, échalo hacia delante y apoya su cuerpo sobre tu brazo sin dejar de agarrarle por la axila. También existen hamacas de baño ergonómicas que imitan la forma del brazo y que facilitan el baño del bebé durante los primeros meses.
Recuerda limpiarle bien entre los pliegues. Cuando vayas a aclararle el pelo, intenta no demorarte demasiado, ya que a los bebés no les suele gusta la sensación del agua resbalando por su cabeza. De todos modos, si el bebé llora en su primer baño, mantén la calma; lávale como mejor puedas y sácale envuelto en una toalla. Puedes esperar unos días antes de volver a meterle en la bañera y, mientras, vuelve a los baños de esponja.
Para combatir la costra láctea lo mejor es masajear el cuero cabelludo del bebé con un cepillo suave y aceite de almendras o un producto específico que te recomiende tu pediatra para la salud del bebé. Así soltará las escamas y mejorará la circulación en la zona. Hasta que las escamas desaparecen se recomienda el lavado diario del cabello con un jabón adecuado. Es importante aclarar bien el cabello del bebé después del lavado para asegurar que no quedan restos de champú y cepillarle suavemente.
Algunos bebés desarrollan costras grasientas y escamosas, amarillentas o de color café, en el cuero cabelludo e incluso en las cejas, párpados, orejas, nariz y frente: es lo que se conoce como costra láctea. No se trata de ninguna alergia o falta de higiene, sino consecuencia de un exceso de grasa cutánea.
Recuerda que nunca debes tratar de hacer otra cosa mientras estás bañando al bebé. Es mejor sacarlo si tienes alguna interrupción y llevarlo contigo. Nunca debes dejar al bebé solo dentro del agua.
Esther Martínez García
Pediatra
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