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La revolución de las hormonas en el embarazo

““bebé””

¿Te imaginas lo que tiene que cambiar tu cuerpo para albergar a tu bebé? Todos los cambios físicos se producen gracias a la acción de las hormonas, que comunican a cada célula lo que tiene que hacer para conseguir que tu embarazo vaya de maravilla, tu cuerpo se adapte y tu bebé nazca sano. Estas hormonas te provocarán nauseas y vómitos y que tus emociones estén a flor de piel, pero tu cabello estará más brillante y tu piel más luminosa.


¿Qué son las hormonas?


““bebé””

Las hormonas son unas sustancias químicas secretadas por las células especializadas, que son transportadas por la sangre y cuya misión es afectar la función de otras células. Es decir, que viajan por la sangre y comunican a las células lo que deben hacer en cada momento, según las necesidades del organismo. En las mujeres hay una serie de hormonas que están presentes en sus ciclos menstruales y también durante el embarazo, el parto, la lactancia y el puerperio.

Desde el momento de la concepción comienza el trabajo de unas determinadas hormonas que consiste en preparar tu cuerpo para albergar a tu bebé: hacen que tu útero crezca, que tu organismo acumule grasas y que produzca leche, e incluso protegen al feto y permiten que evolucione correctamente. Pero también son las responsables de que estés más sensible, tengas ganas de llorar sin saber por qué y de que pases de la risa al llanto en segundos, igual que los días anteriores a la regla. Piensa que es algo normal en todas la mujeres y que no debe provocarte miedo. Es algo natural, no suele alargarse más allá del primer trimestre.

Del mismo modo, estas hormonas son también las responsables de que estés más guapa: tu cabello brilla y tu piel se encuentra más fresca. Saca partido de lo bueno y aprovecha esta etapa para cuidar tu cuerpo más que nunca.


Cómo se transforma el cuerpo


““bebé””

Son cuatro las principales hormonas encargadas de que se produzcan una serie de cambios en el cuerpo de la mujer durante el embarazo.

Gonadotropina Coriónica (HCG): Se trata de la primera hormona que actúa durante la gestación, de hecho es conocida como la hormona del embarazo: es la sustancia que detectan los tests de embarazo, tanto en la orina como en la sangre.

Durante el primer trimestre, los niveles de esta hormona son muy altos, lo que puede contribuir a provocar las nauseas y vómitos matutinos tan frecuentes en la primera etapa de la gestación.

Lactógeno de la Placenta Humana (HPL): Su misión es la de garantizar el correcto desarrollo fetal y la de estimular las glándulas productoras de leche, fundamental para la lactancia materna. Empieza a actuar en la semana sexta de embarazo y sigue presente hasta el final. Es conocida como la hormona de la lactancia.

Estrógeno: En las mujeres se forma en los ovarios y son las responsables de las características sexuales femeninas, es decir, que resultan decisivas a la hora de concebir. Es fundamental para el embarazo: estimula el crecimiento del útero y de las mamas y colaboran en el desarrollo del feto.

Progesterona: Su función es estimular el engrosamiento de los tejidos que envuelven el útero, el endometrio, para que tenga lugar la implantación del óvulo que ha sido fecundado, o sea el embrión. También estimula el desarrollo de las glándulas mamarias en la producción de leche, ayuda al útero a relajarse para evitar que des a luz antes de tiempo y controla la respuesta inmune del organismo de la madre ante el feto.


Las hormonas en cada trimestre del embarazo


““bebé””

Cuando tiene lugar la fecundación, la hormona gonadotropina coriónica humana comunica a tu cuerpo que ha comenzado el embarazo, y tu organismo se pone en marcha produciendo más progesterona y estrógenos. A partir de este momento, serás víctima de bruscos cambios de humor, padecerás náuseas y vómitos, y tu pecho, que ya ha comenzado a crecer, te duele.

En el segundo trimestre, la progesterona aumenta tu temperatura corporal en medio grado centígrado, por lo que tendrás mucho más calor. Además, le dice a tu cuerpo que aumente el volumen sanguíneo para alimentar al bebé y por eso notarás que tu cabello y tu piel están mejor que nunca. Incluso la progesterona comienza a relajar los músculos del cuerpo, lo que puede ralentizar el tránsito intestinal, provocándote digestiones pesadas, estreñimiento y ardores de estómago. Mientras tanto, el estrógeno ayuda al funcionamiento de la placenta y al correcto crecimiento de tu bebé.

Los niveles de progesterona y estrógenos están al máximo en el tercer trimestre, la hormona relaxina comienza a funcionar para que tus músculos no se contraigan durante el parto y la oxitocina trabaja con el objetivo de preparar el útero para el parto. Quizá sientas algunas contracciones, las de Braxton Hicks, que no son las del parto.

Los niveles de la hormona de la lactancia aumentan y tus pechos pueden a empezar a segregar calostro, la progesterona hace que el volumen de la sangre sube aún más y esto puede afectar a tus tobillos y pies, que tendrás más hinchados.

Poco antes del parto, los niveles de progesterona y estrógenos bajan de repente, lo que puede deberse a la presión del bebé sobre el útero. Sin la progesterona para calmar el útero, la oxitocina desencadena las contracciones y comienza el parto.


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