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Mi bebé usa chupete, ¿es malo?

chupete malo

Hasta hace pocos años, era poco común encontrar algún bebé que no utilizara chupete casi desde el mismo día en que nacía. Tradicionalmente, el chupete se ha utilizado como sistema para calmar a los bebés que todavía necesitan succionar para tranquilizarse, pero cada vez se aboga más por un uso controlado y consciente que no interfiera ni en la lactancia materna ni en la dentición.


¿Por qué los bebés se acostumbran al chupete?

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Los bebés presentan el hábito de succión desde que están en el vientre materno, siendo posible verles en esta actitud en las ecografías que se realizan desde, incluso, la semana 20. Se ha comprobado que este movimiento les genera bienestar y reduce su estrés, de modo que es normal que, cuando no pueden mamar o succionar la tetina de un biberón, encuentren consuelo en el chupete. Por la misma razón, son muchos los niños que optan por chuparse el dedo cuando se sienten cansados o no pueden conciliar el sueño.


¿Es bueno o malo?

Hoy en día, los expertos coinciden en su inmensa mayoría en afirmar que es mejor que un bebé utilice chupete a que se chupe el dedo pasados los 18 meses. La diferencia principal se encuentra en que mientras que el chupete es un elemento flexible que se adapta mejor a la fisonomía de la boca del bebé, el dedo no es tan maleable, por lo que puede interferir en la colocación de los dientes en su proceso de oclusión. Aunque esta es la principal razón que dan los pediatras a la hora de recomendar el uso del chupete en niños con tendencia a chuparse el dedo, lo cierto es que hoy en día se dan algunas pautas muy importantes para su uso.


El chupete durante las primeras semanas

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La razón principal para limitar el uso del chupete, o para retrasar su incorporación, es la lactancia materna: parece probado que es fundamental para el establecimiento de una lactancia materna exitosa no ofrecer el chupete hasta pasado, al menos, el primer mes de vida. Una de las primeras razones para evitar ofrecer el chupete a un recién nacido es no generar confusiones entre pezón y tetina, y evitar que el bebé pierda tomas. Una toma perdida, sustituida por un ratito de chupete, desencadena una serie de consecuencias que interfieren en el éxito de la lactancia. Como bien es sabido, la producción de leche por parte de la madre guarda una estrecha relación con la demanda del bebé, de modo que se produce al mismo nivel que se demanda; si un momento dado el bebé busca el pecho y en su lugar le damos chupete, acabamos de perder una oportunidad para que nuestro cuerpo sepa que debe producir más leche. Y así en cadena. Por ello, puesto que desde hace años las recomendaciones son las de ofrecer el pecho a demanda y sin horarios, se sabe que el uso del chupete interfiere en una lactancia materna normal.

Además, no son pocos los casos en los que el bebé se acostumbra a succionar la tetina del chupete, para lo cual necesita mucha menos fuerza y abrir menos la boca que para succionar el pecho materno, haciendo que se “acostumbre” a esta facilidad y luego rechace el pecho de su madre ante la dificultad que supone frente al chupete. Además, en estos casos de confusión entre pecho y chupete es muy probable que la madre sufra de grietas producidas por el mal agarre.


El uso del chupete y la muerte súbita del lactante

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Recientes estudios, como el publicado por la NCBI en el año 2012, relacionan el uso del chupete con un descenso en las cifras de muerte de bebés a consecuencia del síndrome conocido como muerte súbita del lactante (SMSL). La razón es que al tener el chupete en la boca y succionar, se evitarían los sueños demasiado profundos que son los que, presumiblemente, causan las muertes súbitas en lactantes. De todos modos, se sabe que la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida evita por sí misma el SMSL.


¿Qué hacer entonces?

No se puede decir que sea mejor o peor su uso, de modo que será cada familia la que tengan que sopesar los pros y los contras de su uso, y actuar según sus necesidades y las de sus hijos. Es verdad que su uso calma mucho a los bebés, pero se conseguirá también calmarlos con el pecho o los brazos de la madre, igual que protegerle del mencionado SMSL. No utilizarlo supondrá eliminar un elemento que se vuelve indispensable para los bebés y que en muchas ocasiones genera grandes conflictos cuando los padres consideramos que ya ha llegado el momento de dejarlo.

Seguro que con toda esta información en la mano, cada familia sabrá tomar la mejor decisión.


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