Semillas para exterior, ¿por dónde empezar?
Rosa Armán
Responsable de jardín en Carrefour.es
El estado de las semillas para huerto y jardín condiciona el desarrollo de las plantas. Atento a estos consejos si quieres tener éxito en vuestra plantación casera. Es fundamental elegir una semilla de calidad si queremos que las plantas germinen y se desarrollen.
Cuando optemos por comprar las semillas, podemos saber si han sido tratadas con productos químicos porque tienen un polvo de coloraciones muy llamativo: rosa, gris o azul brillante. Además, las semillas mal conservadas o viejas tienen olor a humedad, carecen de embrión y se rompen fácilmente.
Tipos de semillas para el huerto
Existen en el mercado varios tipos de semillas entre las que elegir la más idónea:
- Semillas tradicionales. Son las variedades típicas de cada zona geográfica, son únicas de esa zona, lo que las hace más resistentes a las condiciones climáticas donde se cultivan.
- Semillas ecológicas. Son aquellas que no han sufrido modificaciones genéticas, ni han sido tratadas con fertilizantes, pesticidas o tratamientos químicos, sino por medios más naturales.
- Semillas híbridas. Resultan de la polinización cruzada de dos variedades diferentes de plantas. La polinización puede ser natural, cuando la realizan los polinizadores que habitan en los huertos; o artificial, cuando es el hombre quien hace el cruce de las especies. Las semillas híbridas pueden ser de primera (F1), segunda (F2) o tercera (F3) generación.
- Semillas transgénicas. Son las que se modifican genéticamente, insertando genes de otras especies en los frutos para que sean más resistentes a los herbicidas o las plagas.
La elección de un tipo u otro de semilla dependerá de la clase de huerto o jardín que queramos plantar. Si queremos cultivar productos ecológicos tenemos que elegir semillas ecológicas y seguir todos los requisitos que marca este tipo de cultivo. Sin embargo, la ventaja de elegir semillas tradicionales es que están más adaptadas al terreno. Por el contrario, las híbridas ofrecen el hecho de que son más resistentes a las plagas y a las condiciones climáticas, y esto da como consecuencia una producción mayor.
Cómo realizar la siembra
Antes de empezar la siembra tenemos que decidir qué sistema vamos a emplear, si en semillero o directamente en la tierra. Esto último se hace cuando se realiza en la época natural de siembra; es decir, cuando las condiciones de crecimiento de la planta son las más idóneas. Previamente hay que acondicionar el terreno, limpiándolo de piedras y aireándolo.
Puede hacerse de tres formas: en hoyos, poniendo en cada uno unas pocas semillas que se cubren de tierra y se riega. En surcos superficiales que se hacen en la tierra donde se depositan las semillas que también se cubren con la tierra que posteriormente se humedece. Siembra a voleo, es cuando las semillas se esparcen por la superficie y solo se cubren con una fina capa de tierra con el rastrillo.
La siembra en semilleros tiene la finalidad de proteger a la planta para que germine mejor, cuando alcanza ya un nivel de desarrollo se trasplanta a la tierra. En los semilleros se puede hacer la siembra a voleo y en línea. Existen también las bandejas alveoladas para sembrar semillas de distintos tamaños que facilitan el trasplante.
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